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Alimentación, suplementos y tratamientos para eliminar la rosácea

La rosácea es una patología inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente al rostro y se caracteriza por enrojecimiento, sensibilidad, vasos dilatados y, en algunos casos, pápulas o pústulas. Más allá de su impacto físico, puede generar incomodidad emocional y social. En los últimos años, la dermatología integrativa ha ofrecido un enfoque más completo para tratar la rosácea: una combinación de medicina avanzada, nutrición, suplementación y cambios en el estilo de vida.

¿Qué es la dermatología integrativa?

La dermatología integrativa aborda la salud de la piel desde una perspectiva holística. En lugar de tratar únicamente los síntomas visibles, busca identificar y corregir las causas internas: inflamación sistémica, desequilibrios inmunitarios, disbiosis intestinal, estrés oxidativo o incluso intolerancias alimentarias. En la rosácea, este enfoque permite reducir los brotes, mejorar la barrera cutánea y restaurar la función natural de la piel.

Alimentación: una herramienta clave para controlar la rosácea

Numerosas investigaciones han demostrado que la alimentación puede influir directamente en la frecuencia y severidad de los brotes de rosácea. Ciertos alimentos desencadenan inflamación y vasodilatación, mientras que otros ayudan a calmar la piel y fortalecer su estructura.

Alimentos que conviene evitar o moderar en casos de rosácea:

  • Alcohol (especialmente vino tinto): provoca vasodilatación y enrojecimiento.
  • Comidas picantes o muy calientes: estimulan los vasos sanguíneos y pueden agravar los síntomas.
  • Café y bebidas con cafeína: aunque no afectan a todos, pueden aumentar el rubor facial.
  • Alimentos ultraprocesados y con azúcares refinados: fomentan la inflamación sistémica.
  • Lácteos: en algunas personas, los lácteos pueden empeorar los brotes de rosácea por su influencia hormonal.

Alimentos que ayudan a mejorar la rosácea:

  • Frutas y verduras ricas en antioxidantes: como bayas, espinaca, kale o brócoli, que combaten el estrés oxidativo.
  • Ácidos grasos omega-3: presentes en el salmón, el lino o las semillas de chía, con efectos antiinflamatorios.
  • Alimentos ricos en zinc: como las legumbres, los frutos secos y las semillas, que apoyan la regeneración y defensa cutánea.
  • Probióticos y alimentos fermentados: kéfir, yogur natural, chucrut o miso fortalecen la microbiota intestinal, reduciendo la inflamación sistémica.
  • Agua e infusiones suaves: mantener una buena hidratación es clave para regular la temperatura corporal y mejorar la función de barrera de la piel.

Una dieta antiinflamatoria, rica en antioxidantes y baja en alimentos desencadenantes, puede marcar una gran diferencia en la frecuencia de los brotes de rosácea y en la apariencia general de la piel.

Suplementos que ayudan a la piel con rosácea

En dermatología integrativa, los suplementos se utilizan como apoyo para equilibrar la respuesta inmunitaria y reducir la inflamación, siempre bajo supervisión médica.

1. Omega-3: potente antiinflamatorio natural que ayuda a reducir el enrojecimiento y la sensibilidad cutánea.
2. Vitamina D: modula el sistema inmunitario y reduce las respuestas inflamatorias. Su deficiencia es común en pacientes con enfermedades de la piel.
3. Probióticos: fortalecen la microbiota intestinal y reducen la inflamación que puede manifestarse en la piel.
4. Zinc: esencial para la reparación tisular y la regulación inmunológica; puede mejorar la tolerancia cutánea.
5. Vitamina C y antioxidantes: como el extracto de té verde o el resveratrol, ayudan a proteger los vasos sanguíneos y reducir el enrojecimiento.
6. Niacinamida (vitamina B3): con propiedades calmantes y antiinflamatorias, puede tomarse en forma oral o aplicarse de manera tópica.

Estos suplementos, combinados con una dieta adecuada, pueden mejorar la respuesta de la piel frente a estímulos externos y fortalecer su capacidad de defensa frente a la rosácea.

Estrés, sueño y rosácea: el papel del equilibrio emocional

El estrés es un desencadenante frecuente de la rosácea. El aumento del cortisol produce vasodilatación, sensibilidad y brotes inflamatorios. La falta de sueño también afecta la regeneración celular y la barrera cutánea. Por eso, técnicas como la meditación, el yoga, la respiración consciente y el descanso reparador son pilares fundamentales del enfoque integrativo. La piel responde positivamente cuando el cuerpo y la mente se encuentran en equilibrio.

Tratamientos dermatológicos avanzados para la rosácea

Los avances en dermatología permiten tratar los síntomas visibles de la rosácea y mejorar significativamente la textura y el tono de la piel. Los siguientes tratamientos pueden combinarse con la nutrición y los suplementos para obtener resultados más duraderos.

1. Láser IPL (Luz Pulsada Intensa): El láser IPL es uno de los tratamientos más eficaces para eliminar el enrojecimiento y las telangiectasias (vasos visibles). Actúa selectivamente sobre los vasos sanguíneos, reduciendo el rubor sin dañar la piel circundante.

2. Láser vascular (como el láser de colorante pulsado): ideal para casos más severos de enrojecimiento persistente o capilares dilatados. Mejora notablemente la uniformidad del tono facial.

3. Láser CO₂ fraccionado: Los tratamientos de láser C02 son útiles en casos de rosácea con engrosamiento cutáneo o rinofima, ya que estimula el colágeno y remodela la piel.

4. Tratamientos tópicos dermatológicos: metronidazol, ivermectina o ácido azelaico son fármacos comunes que reducen la inflamación y el enrojecimiento.

5. Isotretinoína en dosis bajas: La isotretinoína en rosácea severa o resistente, puede ser una opción controlada para reducir la inflamación crónica, siempre bajo supervisión médica.

6. Terapias con luz LED: especialmente la luz roja, con efecto antiinflamatorio y calmante, mejora la sensibilidad y acelera la recuperación postláser.

Un enfoque integral y personalizado

La rosácea no tiene una cura definitiva, pero sí un manejo eficaz cuando se aborda desde distintos ángulos. La dermatología integrativa busca personalizar el tratamiento según el tipo de piel, el estilo de vida, la alimentación y el grado de afectación. No se trata sólo de controlar los síntomas, sino de equilibrar el organismo para que la piel recupere su estabilidad y resistencia natural.

Reparar la piel desde el interior


La rosácea es una manifestación visible de desequilibrios internos que van más allá de la piel. Cuidar la alimentación, manejar el estrés, dormir bien y apoyarse en suplementos y tratamientos dermatológicos avanzados son estrategias complementarias que, juntas, transforman la salud de la piel. La dermatología integrativa nos enseña que una piel calmada comienza desde dentro, y que el bienestar general se refleja en cada capa de nuestra piel.

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