Las cicatrices son lesiones cutáneas de diferentes características y que pueden tener diverso origen. Algunas de las causas más comunes son las cirugías o los brotes de acné. En este apartado, nos referiremos a cicatrices como aquellas que implican una alteración de la textura de la piel y no tanto a una irregularidad de color.
Las cicatrices deben tratarse, en la medida de lo posible, de una forma precoz para mejorar los resultados y reducir el número de sesiones requeridas. Aunque siempre somos ambiciosos con los resultados, es tan importante ser realista con las expectativas. Esto implica que cuando tratamos cicatrices, no buscamos una desaparición completa ni aspiramos a que la piel luzca como si nunca hubiese habido cicatriz, sino que trabajamos para mejorar al máximo la textura y la apariencia de la piel. Según el tipo y antigüedad de la cicatriz, fototipo del paciente, la causa de la cicatriz y su localización, la época del año… seremos más o menos optimistas con los resultados y con el número de sesiones que se requieren.
Las estrías pueden considerarse un tipo de cicatriz, que implica tanto una alteración del color como de la textura. Según el estadío de las estrías, tienen una apariencia diferente que condiciona la elección de un tratamiento u otro. En sus fases iniciales suelen tener una tonalidad violácea y responden de forma más satisfactoria, principalmente a láseres vasculares. EN su fase posterior, las estrías adquieren un color más blanco que la piel de alrededor, y requieren láseres que estimulen la formación de colágeno y elastina y que mejoren la calidad de piel. No obstante, las estrías en su fase “blanca” responden de una forma más pobre, de lo que se deduce la importancia de tratarlas de una forma precoz.
TIEMPO
< 15
minutos
ANESTESIA
local
crema
SESIONES
3
mínimo
RESULTADOS
> 3
meses
DURACIÓN
Variable
Precio del tratamiento
Desde 400€
SOBRE EL PROCEDIMIENTO
Uno de los pilares del tratamiento de las cicatrices es el láser. Podemos usar diferentes tipos de láseres y combinarlos a su vez con otras estrategias, en las que se incluye la cosmética médica en domicilio, la subcisión, o la aplicación de principios activos inmediatamente tras el láser (drug delivery).
Los láseres fraccionados son aquellos que emiten su energía en forma de columnas, dejando zonas de piel sana a partir de las que se iniciará el proceso de regeneración. En el proceso de curación se estimula colágeno y elastina, mejorando la textura de la piel y disimulando de forma progresiva y a medio/largo plazo el aspecto de la cicatriz.
Uno de los láseres fraccionados más usados en el tratamiento de cicatrices, así como en los resurfacings (tratamientos de rejuvenecimiento orientados a suavizar arrugas y manchas), es el CO2. Este láser actúa sobre el agua que contienen las diferentes capas de la piel, produciendo eritema y pequeñas costras durante el proceso de recuperación. El tiempo de recuperación se adaptará en función de las lesiones a tratar, y de forma muy importante de los días de los que disponga el paciente para dicho proceso. Es decir, a más intensidad del procedimiento, el “daño” controlado que hacemos con el láser será mayor, lo que requerirá más tiempo de recuperación e implicará un cierto aumento en el riesgo de efectos adversos. En este sentido, los tratamientos potentes consiguen mayores avances en cada sesión y se requerirán menor número de tratamientos para alcanzar un resultado. Esta decisión se tomará en consulta en conjunto con el paciente analizando todos los factores a tener en cuenta.